sábado, 5 de mayo de 2007

Crónicas de un promotor en una tienda Retail p4

De manera extraordinaria escribo este artículo para manifestar elementos que me han tocado vivir en estas últimas semanas. Encontré trabajo en una tienda retail de un centro comercial capitalino. Se preguntarán "Después de haber pelado a más no poder a los malls y tiendas, ¿Vuelve a trabajar ahí ese loco?". Bueno, volví por dos motivos: 1. La plataaaaa, quiero viajar y comprarme cosas. Sigo siendo ser humano occidental y consumista, ¿ok? 2. Es una fuente de información que me permite darle a ustedes entretenidos artículos (eso espero) y comentarios interesantes y aplicados en mi clase de psicología laboral (je je). Sin mayores rebundancias cíclicas:

El tema de hoy: El cliente no tiene la razón, pero hay que hacerle creer que la tiene.

En las tiendas hay de todo, eso deben tenerlo claro. Pero lejos lo que más variedad se encuentra es en los clientes. Guaguas que andan en coches que babean todo, niños que llegan pateando una pelota de fútbol a la zona de los televisores, unas niñitas que se ponen a ver la película de turno en los televisores y chillan cuando sale una parte violenta o muy ruidosa (si se lo imaginan es graciosísimo), niños más grandes que vienen y juegan todo el día en la Nintendo Wii, jóvenes que vienen a ver celulares y se demoran 3 hrs. en llevarse un prepago, adultos jóvenes a punto de casarse que vienen a marcar productos con una maquinita para su lista de novios (es gracioso porque uno les presenta algo y al momento en que uno piensa que lo van a comprar, sacan la maquinita y marcan el artículo, se van y uno queda marcando ocupado), adultos medios que simplemente es imposible explicarles el motivo de por qué su antigua tv. usaba solo un cable (coaxial) y las nuevas usan tres cables (audio video) y lo más gracioso, adultos mayores que saben más de tecnología que los mismos promotores en algunos casos.

Así como viene gente de todas las edades, también vienen personas de muchos tipos de personalidad y carácter, a veces un tanto imprevisible. En ocasiones aparece gente algo neurótica que mira TODOS los productos y se va sin decir ni pío. A veces llega alguien y mira los productos y uno al acercarse te grita: ¿¿¿Qué acaso no puedo mirar??? A veces uno no alcanza a hablarle y ya te gritó. Hay gente más simpática que aprecia la ayuda y comentarios, sobre todo gente que viene con dudas y uno muy cordialmente se las aclara. Es graciosa la gente que viene con prejuicios y cerrada, y en general son agresivos también; ellos son los que uno se les acerca y te dicen "Yo estoy esperando la televisión digital así que ni te molestes en atenderme".

En general la actitud que tienen los clientes frente a los trabajadores de las tiendas es un trato de rebajamiento absoluto. O sea los clientes en el mall son reyes y los empleados vasallos. La mayoría de los trabajadores reafirman eso con un trato siempre respetuoso y aguantando cuanto insulto les venga encima. En caso de que uno conteste algún insulto o mal trato, lo más probable es que al día siguiente y los demás no le toque ir a trabajar. Yo por mi parte no estoy a favor de un trabajo así, pero por otro lado no quiero haberle trabajado a la X empresa gratis. Por lo tanto ya tengo pensado el modus operandis en caso de algún futuro abuso. Digo "futuro" porque ya me pelié con dos clientes con un serio problema, tanto personal como familiar que hacen que vengan a descargarse con pobres empleados que pasan todo el día de pie en una tienda.

La primera situación se dió cuando recién había llegado a la tienda y había puesto una película a mostrar en un dvd, pero en el mismo espacio se muestra un tremendo sistema de sonido, que a la gente le gusta escucharlo fuerte. Puse la película y empezó a un volumen moderado tirado para fuerte, y un tipo Obeso me grita, no me pide, que baje la tontera porque le molesta. La bajo un poco porque estaba fuerte, pero las películas no son siempre al mismo sonido y tienen partes fuertes. Sonó más fuerte y otra persona, no sé si será la esposa, mamá o tía del otro tipo (era obesa también) me grita nuevamente que baje la tontera, la bajé notoriamente cosa que hizo que los que estaban mirando se fueran. Y veo que esa vieja gorda va a buscar al jefe y me acusa. Yo estaba ahí mirándola reclamar, y sin saber lo que le dijo al jefe se fue. Pensé que me iba a llegar un reto, pero el jefe debe haber cachado que era una vieja con problemas y no me dijo nada.

La segunda situación fue mas tensa y dramática. Un señor adulto mayor de 75 años al menos, llega y me pregunta si tenemos radio cassete (de esas viejas típicas). No tenía idea y le pregunté al otro promotor (yo soy su apoyo navideño) si tenían. Me dijo que no, y le dije eso al señor y me dijo que "pero cómo, que salían publicadas en una revista, bla bla bla". Le respondí que no habían y lo mandé al fondo a ver las de las otras marcas. Volví a donde estaba antes y veo que el viejo se devuelve del fondo de la tienda y nos dice:
-"Ustedes son unos imbéciles, unos idiotas, unos tontos, que no conocen sus propias marcas. Llegué al fondo y ahí estaba la radio."
Yo me empecé a alterar y le dije que se controlara que fue un error y que no era justo que tratara así a personas. Me siguió insultando y le dije ya más fuerte:
-"señor córtela porque yo soy ser humano igual que usted y me merezco respeto".
Su respuesta fue:
-"Qué te creí, acá YO, el cliente siempre tiene la razón, porque yo te pago el sueldo".
Le dije:
-¿Ud? Mi sueldo? Usted no me paga un peso a mi señor. Vaya a reclamarle a su abuela.

Parece que no le gustó la respuesta porque empezó que quería ver a un jefe (seguramente no tenía abuela). Ahí mi compañero, el otro promotor, atinó a llevárselo a las radios. No supe más de él.
Mi compañero me dijo que en las tiendas te echan si reclaman los clientes, independiente de si tienes la razón o no. Simplemente los que llevan más tiempo son los que han agachado el moño como mi compañero, recibido insultos, malos tratos y que permiten que se les rebaje como personas.

Reflexioné al respecto; no quiero perder la pega, pero tampoco quiero agachar el moño y ser pisoteado, así que llegué a la siguiente conclusión: Si en una próxima oportunidad, me pasa algo similar, no me pondré a pelear, sino que ridiculizaré al ofensor de turno. Le diré:
-Señor tiene toda la razón, soy un imbécil, un idiota, no sé nada sobre mi marca. No sé que hago en este mundo. ¿Dígame ahora en qué lo puedo ayudar?
Creo que esa respuesta me haría reir más que enojarme y justamente de esta idea se desprende el título de este blog:
"El cliente no tiene la razón pero hay que hacerle creer que la tiene".

4 comentarios:

Carolina Escobar Bustos dijo...

Jajaja! simpático tu artículo.. Mientras lo leía pensaba en la Puyol, que encuentra terapéutico tirarles la foca a las vendedoras, cajeras, oficinistas y cuanto sujeto burocrático e "imbécil" se le presente por delante!... claramente, la otra cara de la moneda.

A veces los vendedores son el pushing ball de los clientes o potenciales compradores. En este sentido, me parece que tu crónica podría servirle a los vendedores del mundo, ya que lamentablemente, es una realidad que se vive a diario.

Pero no hay que negar que a veces los vendedores no son muy idóneos y se merecen las "paradas de carro", por ejemplo, una vez compré en una tienda una promoción en la cual por mi compra me podía llevar un pack de 6 coca cola a $990. Yo quería coca cola normal y la cajera me aseguró que había, cuando llegué a canjear mi pack sólo había coca cola light y después de mucho alegar no me querían devolver mis $990 y me querían obligar a llevarme las coca cola light (al final me las llevé para no armar más atado). O los típicos vendedores que te mandan de una caja a otra caja y nadie puede hacerte una simple boleta.

No sé, aventuras en multitiendas hay muchas, yo complementaré tus historias con mis experiencias como cliente.. que como sabes.. son bien frecuentes.

Un abrazo

Carolina S. Puyol W. dijo...

Encuentro muy interesante tus crónicas y siento que es una manera donde puede decirse que te aproximaste a tu terreno de investigación.

Me gustaría decir eso sí que te encuentro la razón de que los vendedores de multitiendas son un pushing-ball de compradores rabiosos, furiosos y pre-mounstruales (tb. post-mounstrales) que van a las y que hacen perder el tiempo y dinero a los vendedores. Pero aquí hay dos caras de la moneda, por un lado el vendedor está al servicio de un cliente.

Es así como cuando estos son descorteses o no ayudan a los clientes es muy entendible la frustración y enojo de los clientes. Lamentablemente, hay una función oculta de cualquier funcionario que atiende al público... son la cara visible de la empresa y como tal deben tratar de ayudar en su medida al cliente.

Tristemente, los vendedores están a servicio de los clientes, pero no deberían estar esclavizados al cliente. ¿Qué se puede hacer con aquellos clientes rabiosos? Simplemente escucharlos mientrás lo puteas en tu mente...

Buen artículo y muy simpático!

Fernanda Flynn dijo...

querido Rony... no le pidas peras al olmo...
El occidental es inculto, burro, descortez, mal educado y por lo general... bastante ordinario...

producto de su incultura... no saben que la esclavitud termino hace bastante cientos de años

Producto de tu burrez... se enojan cuando no entienden las cosas

La descortecía.. es el pan de cada día cuando se le agranda innecesariamente (y por lo general, injustifcadamente) la billetera a algunas personas

La educación no es tema... nosotros nos criamos con mazapan y su hit brutal "porfavor y gracias"... ahora los niños se crian con "y si ella se porta mal, dale con la latigo" cambia no??

y lo de la ordinaries bueno... conozco la frase "roto es el que rotea" pero basta pararse media hora en el parque arauco para verlo no mas...

bueno, en fin.. lo único que me queda por decir... es que la única forma de luchar contra esto, es con tu ejemplo... nunca te olvides cuando seas comprador, que tb has sido vendedor y como se agrece que te traten bien...

xefiro dijo...

Me han encantado tus publicaciones, el primer post y los baños son moneda corriente en las multitiendas, por fuera son los más preciosas y por dentro sus baños son digamos como de estación de bus. Luego el trato con los jefes, ala araganería de vendedores, la indolencia de promotores y la prepotencia de clientes, es el pan de cada día. Mira que te escribo desde Lima y aquí el día de ayer seguridad botó a dos promotores por demorarse en su descanso.
Tienes algún grupo de facebook en el cual podamos compartir estas experiencias. Apropósito, es el único blog donde encuentro esta información que a la verdad aveces rayan con la hostilización de trabajadores, y ponen en entredicho los derechos laborales.